Descubrir una vocación verdadera

Carrera y vocación

Cuando niños a veces la gente nos pregunta: “¿Qué quieres ser, cuando seas grande?”. Generalmente, a esa edad tenemos grandes sueños. Queremos llegar a la luna o aprender a pilotear el avión más veloz del mundo o salvar especies animales en peligro de extinción o realizar algún descubrimiento científico brillante que cambie la vida de la humanidad. Todavía no tenemos edad suficiente para preocuparnos por el mercado laboral o por el equilibrio del presupuesto o por nuestra manutención o de la familia. Sólo tenemos nuestros sueños y la secreta certidumbre de ser únicos y de tener una misión muy especial en la vida. Y si esto difiere de los sueños que abrigan nuestros padres para nosotros, podemos ver la diferencia entre sus sueños y los nuestros. Siendo niños, todavía somos capaces de oír la voz del alma.

Cuando nos hacemos mayores, cambia el tenor de las preguntas que nos hacen. La gente nos dice: “Tienes que empezar a pensar qué quieres hacer y cómo quieres ganarte la vida”. No hay más tiempo para sueños; tenemos que “enfrentar la realidad” y pensar cómo sobrevivir en este mundo, que es grande, viejo y malo. Nuestra sensación interior de ser “especiales y distintos” se desvanece ante la evidencia apabullante de la elevada tasa de desempleo, la dura competencia por obtener cualquier puesto de trabajo, y los vaivenes y caídas de la economía, todo lo cual nos hace sentir que somos afortunados, tan sólo por conseguir un trabajo de cualquier tipo. Y si no estamos contentos con ese trabajo o si lo perdemos, nos sentimos degradados, desvalorizados e incapaces de confiar en nuestros sueños y aspiraciones más profundas, porque podría no haber otro trabajo para nosotros. Y aún si lo hubiera, probablemente ya hayamos perdido hace tiempo esa conexión interior que puede decirnos qué necesitamos para hacer cantar a nuestro corazón y para volver a sentir que tenemos una misión muy especial en la vida.

Este informe astrológico es sobre su vocación. Tiene el propósito de ayudarle a descubrir aquello en lo que usted puede ser bueno y lo que puede ser bueno para usted, para que su vida laboral le aporte un significado, además de una remuneración. La raíz latina de la palabra “vocación” significa “llamar”. Sentir el llamado de la vocación implica algo más elevado o más profundo, un yo interior o un alma, que conoce el motivo de nuestra existencia. Hoy nos referimos al llamado de la vocación, principalmente con respecto a aquellos que sienten una vocación religiosa. Los desafíos y los problemas de este mundo cambiante, con sus rápidos y desestabilizantes adelantos tecnológicos y sus corrientes políticas y económicas, nos asustan y alejan nuestra mente del sentimiento interior, con respecto a la importancia de nuestra labor en la vida. Muchas personas se sienten carentes de rumbo o son desdichadas en su trabajo, aunque estén bien remuneradas. Pocos son los que disfrutan del lujo de una herencia; la mayoría de nosotros tenemos que abrirnos nuestro propio camino en el mundo. El trabajo, tanto como las relaciones humanas, ocupa el centro de nuestra vida y llena la mayor parte de nuestras horas de vigilia. Sin embargo, quizá no seamos capaces de pensar desde nuestro centro hacia afuera, focalizando primero quiénes somos y qué nos inspira, para luego buscar como vehiculizar esto en el mundo exterior. Contrariamente, pensamos primero en el afuera, centrándonos en aquello que otros o que nuestras propias inseguridades ocultas, nos dicen que es posible. No somos educados para llegar a conocernos y aprender a confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades, sino más bien, para aprender sólo los límites de la realidad exterior. Y luego nos moldeamos a golpes de martillo para poder encajar dentro de esos límites.

Como cada horóscopo natal es único, la astrología nos enseña que cada individuo tiene una naturaleza única y un conjunto único de capacidades. Si bien el horóscopo no puede decirnos qué compañía nos contratará o cuánto podemos ganar, sí puede ayudarnos a entender que para sentir que nuestra vida es verdaderamente importante, necesitamos expresar en el mundo exterior, al menos algo de lo que somos en el mundo interior. Ningún empleo es perfecto y todos debemos hacer concesiones. Lo importante es que, aquello que hagamos nos conecte con algo especial dentro nuestro, algo que nos haga sentir valiosos y que nos incite a ofrecer a la vida lo mejor que tengamos. Las percepciones de la astrología no son literales ni específicas. Son simbólicas y psicológicas y nos hablan sobre las esferas de la vida que nos inspiran, las necesidades que nutren nuestra alma y los límites personales que marcan las fronteras de lo que podemos lograr, a lo largo de nuestra vida. No podemos transformarnos en algo que no somos y ningún ser humano posee todas las potencialidades. Todos somos buenos en actividades diferentes. La combinación justa de realismo y fe en nosotros mismos, puede garantizarnos sentir que nuestro paso por la vida, valió la pena.

Para aprovechar al máximo las percepciones astrológicas contenidas en este informe, es necesario recordar tres cosas. En primer lugar, que la comprensión profunda de nuestras necesidades, potenciales y límites, es mucho más importante que los datos y cifras que nos presenta el mundo exterior. No es que los datos y las cifras no importen. Sin embargo, aunque haya un solo empleo disponible y cuatrocientos aspirantes al mismo, tenemos más poder del que somos concientes, para crear nuestra propia realidad. Si ese es realmente el empleo correcto para nosotros y estamos dispuestos a prepararnos y a obtener la capacitación necesaria de alguna manera, en algún lugar y en algún momento, es seguro que lo lograremos. En segundo lugar, no debemos tener miedo de intentarlo. Es mejor intentar y fallar y luego volver a intentar, que no hacerlo en absoluto, porque podemos aprender mucho más del fracaso, de lo que aprendemos del éxito. También es importante comprender por qué a veces, inconcientemente, procuramos fracasar o no aprovechamos las oportunidades que se nos presentan. Hay muchas personas que, aún siendo capaces, son perseguidas por la convicción profunda e inconciente de no merecer realizarse. Comprendernos a nosotros mismos a un nivel más profundo, puede ayudarnos a distinguir entre nuestros límites reales y el innecesario autosabotaje. En tercer lugar, una carta natal no puede, por sí misma, crear oportunidades, de la misma manera que un mapa de camino no puede hacernos viajar. Un horóscopo natal puede mostrarnos un rumbo y estimularnos a poner de manifiesto nuestros valores más elevados y nuestros sueños más queridos. Pero cada individuo debe tomar la decisión de empezar a recorrer su camino. Si nos rehusamos a hacerlo por miedo o por cinismo y nos quedamos sentados en el umbral de nuestra puerta, anhelando lo que pudo haber sido, no podremos culpar ni a la astrología ni al mundo, de nuestro descontento.

 

Autora: Liz Greene

Fuente: http://www.astro.com/astrologia/in_vocation_s.htm