Los cuatro y el emperador

Por Lic. Gastón Gandolfi.

La concepción evolutiva nos dice que lo menos evolucionado en la tierra es el reino mineral (OROS), esto debido a su estructura y funcionamiento… Luego, en este sentido ascendente, viene el reino vegetal (BASTOS) por esa misma razón estructural. Le sigue el mundo animal (ESPADAS), siendo la cúspide de la evolución el reino homínido (COPAS), los hombres.

Pero, desde cierta doctrina esotérica se dice que el reino mineral (OROS) es el más cercano a Lo Divino, debido a que es el más sumiso a Su Voluntad y estable en este sentido. Luego, el reino vegetal (BASTOS), que comienza a separarse de esto, a moverse y alimentarse de otras sustancias e incluso criaturas de La Tierra. Luego los animales (ESPADAS), por ésta misma razón incluyendo la tendencia a sufrir y a luchar contra algún destino que les desagrade. Y por último el hombre (COPAS), que se empeña en comportarse como un depredador, totalmente desprendido de su naturaleza divina… incapaz de aceptar el destino cuando lo juzga como “malo”… paradojalmente prisionero de su “libre albedrío”.
Desde aquel primer punto de vista evolutivo mencionado, los oros (aspectos físico-mecánicos), serían lo más bajo en el Tarot (hombre), debido a su total apego y dependencia del mundo material. En segundo lugar vendría la energía sexual o creativa de los bastos, debido a que comienza a ser algo limítrofe entre el soma y la psique, y que manteniendo un cierto apego con lo terrenal posee la capacidad de elevar esa energía hacia funciones superiores. Luego el intelecto (ESPADAS), superior debido a esa capacidad de razonar, reflexionar y comprender al planeta, el mundo, la vida propia y la del Hombre en general. Y por último las copas, lo más sublime en el hombre, la capacidad de Amar. De ser uno con el otro, incluso de ser uno con la existencia misma, con El Todo, con Lo Supremo y Divino. El hombre como un “microcosmos” a imagen y semejanza del macrocosmos; y el centro profundo del Hombre como el centro mismo del Universo… El estado de “amar a tu prójimo como a ti mismo”, debido a que SER el prójimo es una realidad mistérica; a la que no se puede acceder en forma de razonamiento sino de vivencia y sentimiento profundo. Por así llamarlo, una experiencia “trans-racional”.
Pero, desde el punto de vista de la segunda tópica mencionada, la cual nos delata el estado actual del hombre común (el sueño), el cuerpo (OROS) sería lo más elevado en él, una maquina perfecta en constante comunicación y armonía con la naturaleza. Con una inteligencia propia que desarrolla procesos increíbles, cuasi milagrosos que ningún intelecto podría desarrollar ni en mil años de trabajos, y que se auto regula pese a los avatares que otros “centros” (PALOS) le proporcionan.
Luego la sexualidad o creatividad (BASTOS), pudiendo ésta proporcionar una poderosa energía creativa, pero tornándose destructiva. Tanto para si mismo, mediante lujuria, placer excesivo, necesidad de dominio, pasiones negativas y poder, etc. como para otros, mediante ataques de ira, dominio, violación, hasta la destrucción masiva.
Luego, descendiendo en esta dirección, viene el intelecto (ESPADAS), la cual mantiene al hombre en estado de imaginación constante, no permitiéndole ver la realidad por ser ésta constantemente interpretada por éste centro. Imaginación, apego a las palabras y las ideas, identificación con situaciones, ruido mental, soberbia intelectual, segundas y terceras intenciones encubiertas en las acciones, desconexión de los sentimientos; análisis de los defectos de los otros en detrimento de un auto análisis y observación, y toda la jungla mental interior del hombre…

Y debajo de todo las copas, el sueño en el que vive sumergido el hombre contemporáneo. Visto desde la mitología monoteista como punto de partida aquella Inundación Universal que deja al Hombre desprendido de su naturaleza divina, necesitado de distintas iglesias, templos, disciplinas y maestros externos para poder volver a conectar con ella. Copas que mantienen al hombre en un estado de sueño permanente incluso cuando cree con todo su ser estar despierto (vigilia), que lo llevan al constante fantaseo de quien es él en realidad, de qué hace en realidad, apegos, identificaciones, y en el peor de los casos a adicciones, alcoholismo y consumo de distintas drogas.
Es solo a través de un esfuerzo dirigido y sostenido que el hombre puede “escalar” estas energías, en el sentido ascendente, y llegar a ser un hombre numero 4 real (El Emperador), que tiene sus energías estabilizadas y trabajando en sentido superior según la concepción anterior… Entonces está listo para, mediante nuevos esfuerzos prolongados y un trabajo de escuela, acceder al hombre numero 5 (El Papa), el cual contará con un nuevo elemento, más allá de los 4 palos, pero que no es motivo del presente articulo…
Caso contrario, la dirección es descendente, y el destino es “0” (El Loco), ya no como un estado de trascendencia espiritual, como se interpreta vulgarmente a éste Arcano, sino como una “caída”… el hombre como un ser caído o descendido.
Lo que jamás y de ninguna manera sucede, por más que nos empeñemos en querer creerlo ya que resulta muy incómodo no hacerlo, es la estabilidad estática (valga la redundancia). Ésta no puede ocurrir nunca debido a la naturaleza dinámica propia del Gran Tarot (Universo).